Crónica de montaje por Victoria García Laborda: Cuando la TV montaba en 35 mm

By 14/03/2023 marzo 18th, 2023 Destacado, Publicaciones

En esta ocasión queremos presentaros a una experimentada montadora y realizadora de la RTVE, Victoria García Laborda que, en primera persona, nos cuenta su experiencia personal y profesional sobre nuestro oficio. Desde 1967 hasta el 2000, pasó por varios roles de montaje hasta llegar a ser realizadora. Trabajó con el famoso naturalista y documentalista Félix Rodríguez de la Fuente y también participó como representante en el Sindicato y en la renovación de los estatutos laborales. Nos parece fundamental mantener la historia de nuestro oficio y por ello le cedemos la palabra a Victoria.

Minibio

Nací en 1942 en Barcelona en el seno de una familia castellanoparlante, pero aprendí a hablar catalán en la calle. En aquella época en los colegios sólo se podía hablar “la lengua del Imperio”.

Como me gustaba mucho recitar y quería ser actriz, mi hermana me inscribió en el Instituto del Teatro de Barcelona. Allí me gradué a los 17 años.

Trabajé en varias funciones y como locutora en Radio Miramar de Badalona.

No puedo adjuntar una fotografía en una sala de Montaje. En aquella época, que no había teléfonos móviles, no se nos ocurría hacernos fotos en las salas. Si se hacían muchas fotos en los rodajes. Os adjunto una de mi primer rodaje cómo ayudante. El realizador, detrás de la cámara, era Jesús García de Dueñas. Estamos frente al Castillo de Praga. Rodando “El señor K. (Kafka) en la ciudad dorada”

Mi primer rodaje cómo ayudante. El realizador, detrás de la cámara, era Jesús García de Dueñas. Estamos frente al Castillo de Praga. Rodando “El señor K. (Kafka) en la ciudad dorada”

Con 21 años, ya casada y con dos hijos, me trasladé a Madrid para probar como actriz de teatro. Trabajé, en pequeños papeles,  en “Numancia” y “El burlador de Sevilla”, cuando la compañía del Teatro Español la dirigía Miguel Narros. Como era muy difícil encontrar trabajo como actriz y a mí me costaba mucho tener que ir pidiendo trabajo (los actores desconocidos no teníamos representantes) decidí presentarme a una Convocatoria Oficial de Empleo para Montaje de Cine, que anunció TVE.

Hasta ese momento, Televisión encargaba el montaje de sus series y documentales a los más conocidos montadores de cine y sólo se conseguía llegar a ser montador a base de estar largos años al servicio de ellos, primero como meritorio sin sueldo (les daban, en el mejor de los casos, una propina) y luego como ayudante, cuyo salario negociaba el montador con la productora. No había ninguna escuela donde aprender el oficio, así que todos ellos tenían que fijarse en cómo trabajaba su jefe para ir aprendiendo.  Y ¡que no se les ocurriese hacer ningún comentario delante del director! A la montadora Carmen Frías un montador la echó de su equipo por atreverse a opinar.

La mayoría de los jefes de montaje tenían contratadas varias películas a la vez e iban de sala en sala o de estudio en estudio, mientras sus equipos las preparaban según sus órdenes. He conocido a ayudantes de montaje de cine que estuvieron más de 10 años para poder montar una película y muchos ni siquiera lo intentaron. Televisión Española pretendía crear un gran departamento de montaje con personal fijo y por ello puso en marcha esa Convocatoria Oficial de Empleo.

Yo era, desde niña, una gran aficionada al cine, pero nunca había pisado una sala de montaje. Con la audacia que da la juventud, decidí presentarme. Los exámenes constaban de Cultura General, Cultura Cinematográfica, Teoría del Montaje y Práctica de Montaje. Los puestos a cubrir eran: montadora de 1ª, de 2º y de 3ª y ayudantes. Yo no quise ser demasiado osada y me presenté a montadora de 3ª. Y gané mi plaza como “Personal fijo contratado”. Esto fue en enero de 1967.

RTVE había hecho un gran gasto en material:  salas de montaje con todos los utensilios, incluidas mesas de edición  Steenbeck de 35 y 16 mm, empalmadoras italianas y también una sala de corte de negativo.

Me destinaron a un departamento que dependía de programación. Mi labor consistía en revisar y preparar las series, películas y documentales que se iban a emitir por la 1ª y 2ª cadena. Entre mis funciones, estaba aplicar los cortes de censura que me llegaban a través de unas fichas firmadas por unos censores religiosos y políticos. Por ejemplo: …”cortar desde que el protagonista besa a la chica”… o “cortar cuando la protagonista se presenta ligera de ropa” o “cortar todas las veces que fulanito, acusa a menganito de nazi”…

(Una anécdota: TVE iba a emitir “Vidas rebeldes” (The Misfits), de John Huston. Me llegó una ficha de censura: “…cortar los planos en que se ve el trasero de  Marilyn Monroe montando a caballo” y …”aligerar los planos donde juega a la pelota, delante de muchos hombres, en un bar”. Después de la emisión salió en El País una reseña de un crítico de cine famoso, alabando a TVE por haber emitido la película en versión íntegra. Yo escribí una nota a El País contando los cortes que se habían hecho. Al cabo de unos días, el jefe del Departamento de Programas Cinematográficos me citó a su despacho. Y me dijo, enseñándome la nota que yo había enviado al periódico: “Victoria, eres una ingenua. El crítico me ha enviado tu nota ya que él sabía los cortes que se iban a hacer y se veía en ridículo. Debes saber que este hombre cobra de TVE por las reseñas que hace. Si esta nota hubiese llegado a otras manos, te podrían haber despedido de la empresa. Yo la rompo y, en el futuro, vete con cuidado”. Este jefe sabía que yo estaba afiliada a Comisiones Obreras y él era un “rojo” camuflado).

En esa convocatoria oficial no ingresaron fijos muchos montadores ya que la mayoría no se quisieron presentar. (¡A mí me van a examinar!, decían). La verdad es que muchos de ellos no hubieran pasado el examen de cultura general. Pero los siguieron contratando para trabajar en las salas del edificio Central de Pozuelo o bien en varias salas alquiladas en estudios de sonorización.

Años después los hicieron fijos a todos, gracias a una reclamación general que promovió Comisiones Obreras y que llevaron los despachos de abogados laboralistas. Algunos de los cuales, tiempo después, fueron asesinados en el despacho de Atocha.

En 1966 confeccionamos una lista de representantes de empresa y nos presentamos a las elecciones sindicales del Sindicato Vertical, que ganamos. Desde esa plataforma conseguimos bastantes mejoras para los trabajadores.

Elaboramos un nuevo Estatuto de Trabajadores de RTVE, eliminando un montón de categorías superfluas. En montaje sólo quedaron Montador Especial, Montador y Ayudante. Ni que decir tiene que siempre nos topamos con la oposición y el insulto de la extrema derecha.

(Ver el anexo nº 1: Estas octavillas las imprimía el encargado del ciclostil mimeógrafo. Un individuo de extrema derecha, que tenía en su despacho una bandera española enorme y que salía abrazado a ella siempre que Franco salía a cualquier balcón).

En RTVE no había ninguna forma de promoción, ya que todos los ascensos se tenían que hacer por convocatoria oficial y éstas eran muy infrecuentes, aunque siempre se colaba alguien a dedo. Íbamos aprendiendo sobre la marcha fijándonos en los compañeros y compañeras que sabían más y algunos de ellos nos enseñaban. En realidad, los ayudantes ya montaban muchos programas y muchos montadores ejercían de montadores especiales sin cambiarles la retribución.

Al cabo de un tiempo, abandoné el departamento de programación y comencé a montar los documentales de Rodríguez de la Fuente. La verdad es que a pesar de que algunas personas decían que era un déspota, conmigo siempre se portó muy amigablemente y con toda corrección.

El método de trabajo con él era el siguiente: su realizador de rodaje, Joaquín Vera, me entregaba el material de imagen y sonido para un programa, por ejemplo “El Alimoche”. Rodríguez de la Fuente visionaba conmigo y con su ayudante de campo Joaquín Araújo el material, tomaba notas y al cabo de unos días me entregaba una escaleta. Yo, ayudada por mi ayudante de montaje ponía en orden según la escaleta, las peripecias por las que debía pasar el hermoso alimoche. Luego, buscábamos y sincronizábamos los sonidos de ambiente y cuando tenía montado un copión, le llamaba. Comentaba conmigo los cambios que se podían hacer y me dejaba que los hiciera a mí gusto. También disponía de las músicas de Antón García Abril, que eran diversos temas. Rodríguez de la Fuente me dijo que él no tenía mucho oído para las músicas, que las eligiera yo.

Cuando daba el visto bueno a todo el programa, tomaba nota de las secuencias para preparar la locución. Nosotros preparábamos las bandas de sonido, que podían ser de cuatro a cinco y lo dejábamos listo para mezclar.

La sala de montaje la teníamos en los Estudios EXA y allí hacíamos las mezclas. Ese día Rodríguez de la Fuente venía con sus notas para locución y Joaquín Araújo traía documentación del Alimoche, por si necesitaba algún refuerzo.

Primero mezclábamos las bandas de sonido y sobre esa pre-mezcla el narraba sus comentarios sobre el ave. Era sorprendente la facilidad que tenía para improvisar y el entusiasmo que reflejaba con su voz y, aunque había visto un montón de veces como el bendito alimoche rompía con una piedra un huevo de avestruz, parecía que acabara de verlo por primera vez.

Y así era su comportamiento con todos los documentales en los que trabajé con él. ¡Que fueron muchos!

Su muerte me conmocionó porque tuve que montar, con Joaquín Araújo, los últimos programas filmados en Canadá. Murió, junto al equipo de cámara, al estrellarse la avioneta con la que seguían a una carrera de trineos. Y ya su voz dejó de sonar.

Seguí montando documentales con varios directores de TVE, pero un día que estaba montando uno de ellos sobre la Patagonia, al ver el salto de una ballena, decidí que quería dejar de ver esas cosas en la pantalla. Así que solicité el traslado al departamento de realización.

Me lo concedieron, pero como ayudante de realización, por un problema de igualdad salarial. Cuando pasé al departamento de realización estaba empezando a implantarse en TVE el montaje digital, así que a mi ya no me tocó.

Y empecé a trabajar como ayudante con Jesús García de Dueñas, Fernando Méndez Leite, Joaquín Araújo, José Luis Cuerda, Antonio José Betancor… Los realizadores de TVE tenían bastante libertad para elegir a sus ayudantes y los ayudantes también teníamos bastante facilidad de escabullirnos de trabajar con los que no nos caían del todo bien.

En la época de Pilar Miró como directora de TVE se externalizaron, a diversas productoras, los programas dramáticos y documentales y, por lo tanto, dejaron de realizarse por el personal fijo de TVE. Yo conseguí trabajar para “La aventura del saber” como realizadora, sin subir de categoría, pero no me importaba porque era muy agradable el ambiente cultural que se respiraba en la redacción de ese programa. 

Como en esa época me había ido a vivir al campo y estaba muy interesada por la botánica, le propuse al director una serie de 7 capítulos sobre las expediciones botánicas del siglo XVIII. Se llamó “El siglo de las flores”. Hice los guiones, la realización e incluso la locución. 

Con este trabajo me pilló el ERE con el que me despedí de RTVE en el año 2000.

Como Violeta Parra, le doy “gracias a la vida” por haber podido trabajar tantos años en TVE. Allí conocí a todos mis amigos y amigas e incluso a mi compañero durante más de 20 años…

VICTORIA GARCÍA LABORDA

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