Minibio
David Huergo (Gijón, 1982) lleva más de 15 años dedicándose al montaje y compaginándolo con la dirección de sus propias historias. Descubre el montaje al matricularse en un FP de Realización de audiovisuales y allí empieza a compaginarlo con la dirección y realiza el cortometraje documental Tierra de nadie (2005). En 2006 se gradúa y empieza a trabajar como ayudante de montaje en La Productora de Programas del Principado de Asturias. En paralelo dirige su primer cortometraje amateur 24 escaleras, que gana el Primer premio del festival de cortometrajes Cooltura Pop 2007, lo que le hace querer dar un salto profesional. Se traslada a Madrid donde dirige su siguiente cortometraje Fatalidad, con la subvención del Principado de Asturias. Prosigue su carrera como montador trabajando en diferentes producciones, de entretenimiento y ficción, de ámbito nacional e internacional, como son Cuarto Milenio (Cuatro), La liga en acción (HBOlatino), Sálvame (Telecinco), Nube de tags (La 2), Quien quiere casarse con mi hijo (Cuatro), Cuerpo Médico (La Sexta), Pesadilla en la cocina (La Sexta), Volando Vengo (Cuatro), Gym Tony (Cuatro), Ven a cenar conmigo (Cuatro)… En los parones de los programas monta el corto documental de Amazonas del Oeste, 2012 y dirige el cortometraje documental Objetivo Finisher, 2013. Tras varios años vuelve a la ficción dirigiendo el corto ATM, 2019 que tuvo dos premios internacionales y varias nominaciones. En la actualidad compagina el trabajo en series documentales como La leyenda de Sergio Ramos (Amazon Prime Video), Soy Georgina (Netflix) con el estreno de su nuevo cortometraje Rubio o Moreno y la búsqueda de financiación de su primera película.
¿Cómo empezaste tu carrera profesional?
Empecé mi carrera profesional en la Productora de programas del principado de Asturias haciendo las prácticas FCT (Formación en Centros de Trabajo). Me dieron la oportunidad de ejercer de ayudante de montaje en varios proyectos, entre ellos las series documentales Memorias de una Guerra y Los años eléctricos. Poco a poco fui cogiendo responsabilidad y a dar mis pasos como montador siendo el primero de ellos Asturias Paraíso Natural para el canal internacional de TVE.
Eres montador, guionista y director, ¿qué vino primero?
Las ganas de contar historias me vienen de la adolescencia, cuando gracias al teatro podía ponerme en la piel de otros y contar cosas. Más tarde en la Formación Profesional descubrí el montaje, el cual me fascinó.
Has trabajado como montador para otros directores pero también te encargas del montaje de tus propios cortometrajes, ¿nos puedes hablar sobre cómo afrontas esa doble función y en qué se diferencia de cuando montas un proyecto que ha dirigido otra persona? ¿Te resulta más sencillo o más complicado? ¿Te sientes diferente respecto al material?
El ser montador me ha dado una visión mucho más amplia de las historias que quiero contar. Planifico los rodajes al milímetro, porque todo lo que escribo lo monto antes en mi cabeza. Eso me facilita el proceso final y me abarata el presupuesto. He de decir que en mi anterior cortometraje, ATM, recurrí a los consejos dados por Fernando Franco en un curso al que asistí, y delegué el montaje en Mery Villanueva. Fue “raro” ver cómo algo que habías rodado de una manera, podía montarse de otra, y ganar en el resultado final.
Como mi carrera profesional la he desarrollado en el entretenimiento televisivo, cuando trabajo para otro director intento hablar mucho con él para conocer su visión, qué quiere contar y cómo. Tras verme el material y ver si se corresponde con su visión, empiezo un proceso de construcción que muchas veces complementa a la visión del director pero en otras ocasiones la confronta.
¿Crees que es útil e importante que la persona encargada del montaje acuda al rodaje o grabación antes de empezar a montar?
Creo que en ficción es algo muy necesario, poder ver las intenciones y sentimientos que se quieren transmitir en directo para luego plasmarlo en el montaje. En entretenimiento lo veo innecesario, me gusta estar virgen frente al material, guardar un poco esa magia de si lo que veo es real o no.
Te has dedicado a la edición de diferentes formatos televisivos aparte del montaje de cortometrajes. ¿Qué te aporta cada situación y cómo de diferente es tanto la narrativa del montaje como el proceso de trabajo?
Como la mayoría de cortos que he montado eran míos, me parecen mucho más fáciles de montar que la mayoría de programas en los que he estado.
¿Qué opinas del encasillamiento que suele haber entre las y los montadores de programas de televisión y ficción por parte de las productoras? ¿Piensas que cualquiera puede montar ambos “formatos”?
Creo que es algo que no solo fomentan los productores, sino que l@s compañer@s tienen mucha culpa. Creo que todas las montadoras y montadores pueden hacer cualquier formato, lo que hace falta es confianza y apoyo.
¿Cuál es el trabajo que recuerdas con más cariño y el que más esfuerzo te costó? ¿Por qué?
Nube de tags es uno de esos formatos a los que le tienes mucho cariño. Un programa de cultura para La2 donde todos los compañeros eran maravillosos. Y allí conocí a Flor Efrón la que me llevaría de la mano a la productora donde más años he estado, la antigua Cuatro Cabezas. El que mayor esfuerzo me costó sin duda fue un formato que se creó para La Sexta donde tuvimos todos los problemas posibles, desde la pre-producción hasta una estructura de montaje que se nos hizo complicadísima.
¿Qué importancia le das al trabajo de él/la ayudante de montaje?
Fundamental, no hay nada que salga bien si no hay una base en la organización del material y su correspondiente catalogación.
¿Quieres comentarnos algún nuevo proyecto?
Me encuentro terminando el montaje del docureality Soy Georgina para Netflix y a punto de estrenar mi último corto Rubio o moreno