“Erase, una montadora: Mer Cantero”

Mer Canteroayudante de montaje

Minibio

Este mes les presentamos a la socia y compañera Mer Cantero, nacida en Sevilla. Entre sus montajes más reconocidos se encuentra el largometraje de ficción “Juan de los Muertos”, de Alejandro Brugués (Goya a la Mejor Película Iberoamericana), los documentales “Omega” (de José Sánchez-Montes y Gervasio Iglesias Macías) y “Mi Querida España” ( Mejor Montaje en los premios ASECAN 2016. También ha contribuido al montaje de dos capítulos en La Peste II. En 2017 recibe el Premio Asecan Josefina Molina por su trayectoria y en 2019 un Latin Grammy como co directora de “Sanz, Lo que Fui es lo que Soy”.

Además Mercedes, junto a varios compañeras y compañeros de la asociación, están formando la Sede de AMAE en Andalucía con profesionales de Málaga, Córdoba y Sevilla. Desde el origen se planteó como una asociación estatal. Entendemos que cada región tiene sus particularidades y es fundamental que cada grupo de trabajo en los diferentes lugares de España encuentre su propia voz.

¿Cómo has llegado a ser montadora?

En esa edad en la que tenía la certeza de dedicarme a trabajar con la imagen y el sonido pero no tenía clara la profesión concreta (andaba de romance con la fotografía), llegó a Sevilla la primera estación de Avid. Aterrizó en la Universidad, con la que colaboraba esporádicamente y me propusieron editar un vídeo. Resulta que coincidía con la la feria de abril y, claro, todo el personal contratado estaría esa semana entre caballos, volantes y rebujitos y la entrega era justo el siguiente lunes. “La supermáquina nueva” tenía el acceso restringido pero no les quedaba otra: o lo hacía en “la supermáquina nueva” o que no contaran conmigo. El resultado les dejó perplejo. Trataba sobre lo que implicaba el cambio de la peseta al euro y no me dejé plugin por usar.

Al convertirme en una de las primeras montadoras en saber manejar “la supermáquina nueva” me llovían los trabajos. Además era la única preparada para trabajar a los 24 fotogramas por segundo a los que corría el cine. No tardé mucho en darme cuenta que me atrapaba el ayudar a directoras y directores a contar sus historias. Me encerré así en una sala de montaje y hasta hoy.

¿Cómo has empezado tu carrera profesional?

Además de la Universidad también trabajaba en televisión, videoclips, videobooks y todo lo que me echaran hasta que se creó la productora La Zanfoña Producciones. Yo estuve desde su fundación junto con su productor Gervasio Iglesias que tenía clarísimo que una de las premisas era apostar por crear los equipamientos necesarios para poder controlar la postproducción de cine desde nuestra ciudad. Empecé a montar parte de las producciones: cortometrajes, documentales y Tv movies. Este último formato permitía poder enfrentarte a un largometraje sin necesidad de contar con un gran currículum detrás. Dácil Pérez de Gúzman, a la que estoy tremendamente agradecida, fue la primera directora en confiar en mí para la Tv Movie “María la Portuguesa”. Eso me abrió la puerta del celuloide y pude montar mi primer largometraje de cine “Eres mi Héroe”, de Antonio Cuadri.

Por otro lado, la productora Intermedia Producciones, con Mariano Agudo como director, empezó a contar conmigo para editar sus documentales de memoria histórica con muy buen entendimiento y resultados: “Presos del Silencio”, “Guillena 1937” y “La Búsqueda”.

¿Hay diferencias en el proceso de trabajo entre la ficción y el documental?

Siendo en esencia el mismo oficio, conjugar las imágenes y el sonido para llegar a la mejor versión de una historia, se podría escribir un libro sobre sus maravillosas diferencias. En las películas de ficción los elementos suelen venir definidos por un guión, aunque luego puedan ser mejor esculpidos en rodaje para rematarlos y reescribirlos en montaje.

La dirección de arte, la fotografía, el vestuario, el maquillaje y demás maravillas conseguidas en un set, con especial peso en la dirección y la actuación, y las grandes obras musicales y universos creados por efectos especiales en postproducción, se armonizan gracias a un gran equipo humano para llegar a una verdadera obra de arte.

En las películas documentales yo me he encontrado que el orden se subvierte.

El guión escrito suelen ser unas pocas páginas con una idea, un punto de partida para embarcarte en un rodaje que te puede llevar a distintos puertos: que la historia crezca, merme o mute. En este caso el montaje entra en acción como mecano de esa historia que se está construyendo. Rodaje / guión / montaje se hacen una trenza compacta y necesaria para llegar a una historia.

La cantidad de material suele ser inmensamente mayor a la ficción.

Suele exigir estudiar y hacer un trabajo de arqueología visual sobre la idea que se está trabajando.

El rodaje, al no necesitar un equipo de 30 personas, puede ser más escalonado e intermitente.

Estos son los ejemplos más resaltables para mí.

¿Cómo fue tu trabajo en Juan de los Muertos, de Alejandro Brugués (2011, Goya a la Mejor Película Iberoamericana)?

Para mí, lo más importante del montaje de esta película fue poder trabajar en el lugar donde se desarrollaba esta comedia de zombies: La Habana, Cuba.

Entender su historia, su estilo de vida y personalidad era básico para poder hacer que los chistes funcionaran y que, la historia que había creado el gran Alejandro Brugués, emocionara.

También fue en esta película que me encontré por primera vez la dificultad de hacer que dos géneros se hablasen: la comedia y el terror.

Otro problema fue que el primer acto, tal cual estaba rodado, duraba 25 minutos más de lo que pedía así que hubo que crear un estilo rítmico y con muchas elipsis para llegar al detonante de los personajes mucho antes.

Además “la trigueñona de 4 con G” , como me conocían en el barrio El Vedado, se trajo el mayor saco de anécdotas de todas las películas que he montado. Como muestra, tuve que desarrollar un sistema de sueño de no más de dos horas seguidas ya que los discos duros había que tenerlos descargados para rodar diariamente y, los imprevisibles y frecuentísimos cortes de luz, reclamaban una vigilancia casi permanente. El hermanamiento con el equipo cubano fue algo muy especial.

Foto: Mer en el rodaje de Juan de los muertos

¿Nos puedes hablar sobre tu doble función como montadora y guionista? ¿Fue un proceso natural?

Hay fórmulas que sirven como guía para los montadores pero no hay un proyecto igual a otro y todos requieren de un aprendizaje concreto. Yo al menos lo siento así.

“Mi Querida España” partía del material de archivo del periodista Jesús Quintero que abarcaba desde la radio en 1980 hasta sus últimos años de televisión, unas 10.000 horas. La directora Mercedes Moncada y yo nos encerramos durante tres meses a visionar una la lista de entrevistas, algunas inéditas, de toda clase de variopintos personajes hasta que hubo un pegado de más de tres horas. A partir de ahí se fue concretando de qué iba ir la película y qué se iba a rodar.

Se habrían podido contar infinidad de historias pero fue necesario un montaje previo para que su directora encontrara la suya.

Esta suerte de matrimonio con Mercedes Moncada venía de antes porque entiendo que, para hacer que las películas encuentren su estado de gracia, no ayuda agarrarse a un patrón estanco. Me parece que tiene una mirada increíblemente rica y me obliga a superarme en cada proyecto.

Con José Sánchez Montes pasó parecido. Su amistad con Enrique Morente le daba el conocimiento de su arte y personalidad de primera mano, lo que creo que le aporté fue darle forma narrativa y potenciar ese encuentro explosivo musical con Lagartija Nick. Pedí que Antonio Arias, integrante del grupo, nos asesorara porque creo que fue uno de los actores principales y el que más conciencia tenía de la trascendencia de esa grabación.

Foto: Mer con Mercedes Moncada

Podrías contarnos cómo fue el origen del grupo de Andalucía.

Me llamasteis por si me animaba a organizar una de las quedadas de AMAE fuera de Madrid y fuimos la más numerosa. Tras ese primer paso volvimos a hablar para dar otro más: organizar una sede en Andalucía. El reto se nos antojaba mayor pero necesario a pesar de que la tarea se planteaba de forma voluntaria y requería de un tiempo de organización. Pero se nos ocurrió empezar con una acción concreta: incorporar el premio al mejor montaje en la sección oficial del Festival de Cine y, el festival, muy gentilmente, nos lo concedió.

El premio se otorgó a Bettina Böhler por ‘ONDINA / UNDINE’. Estamos muy agradecidos a José Luís Cienfuegos, su director y todo su equipo.

Agradecida yo a todas las compañeras y compañeros de profesión que se están sumando a esta iniciativa.

Agradecidos a la coordinación con cultura y educación de AMAE.

Aparte de la incorporación del premio a Mejor Montaje en el Festival hemos realizado unas cápsulas educativas para chavales en torno al montaje, que pueden verse en la página oficial del festival.

¿Cómo haces para sanear la cabeza?

Botellín bien frío a la vuelta de la esquina con una comadre o un compadre.

Mano de Santo. (Risas)

¿Cómo te relacionas con los directores?

Yo siempre digo que el montaje de una peli es como un matrimonio pero con fecha de caducidad. Así que andamos de boda y divorcio constantemente pero cada relación es muy rica y diferente.

Recuerdo con especial cariño a José Luis García Sánchez, que te hacía cada día de montaje como si estuvieras dentro de otra película. Risas incesantes. Y Manu Trillo es un estupendo director y también fotógrafo que me enseño a montar con colores.

¿Qué importancia le das al trabajo de ayudante de montaje?

Básico, necesario, imprescindible. Creo que generalmente está infravalorado y a veces hay proyectos de bajo presupuesto en que es lo primero que quieren quitar. Gran error.

Lleva un peso específico muy importante dentro del montaje en la organización de todos los materiales y la interconexión con el resto de departamentos: sonido, música, VFX, etc… Además siempre aporta su personalidad y saber, a la historia.

¿Quieres comentarnos algún nuevo proyecto?

He resentido duramente la paralización de los rodajes por los efectos de La Covid 19 pero ahora estoy felizmente en fase de pre montaje de un documental sobre la figura del guitarrista Riqueni junto a su director Paco Bech. Zambullida en más de diez años de grabación y preparando la estructura para el rodaje de las entrevistas.

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